14 de noviembre de 2009

El ALMA DEL KARATE-DO - MOVIMIENTO Y POSTURA INICIAL

por NAKAYAMA Masatoshi

En los primeros días del Karate-do, durante algunos años desde 1935 los clubes universitarios por todo Japón organizaban encuentros entre escuelas. Se llamaban kokangeiko, 'práctica de intercambio de cortesía' y los participantes se atacaban entre ellos libremente con todas las técnicas de Karate de las que disponían. El objetivo original era promover la amistad entre clubes. Los encuentros consistían en demostraciones de kata, los patrones establecidos de defensa y ataque, o en práctica de ataque y contraataque. Esto último era idealmente un asunto formalizado. Una persona atacaba, sólo una vez. Entonces su oponente contraatacaba, de nuevo sólo una vez. Continuaban en una alternancia estrictamente controlada. Pero la sangre joven de los estudiantes corría demasiado caliente para quedar satisfecha con semejante docilidad. No podían resistir la tentación de utilizar al máximo las técnicas que habían aprendido y las habilidades que habían obtenido a través del entrenamiento diario. Había cinco o seis contendientes de cada universidad en estos encuentros de estilo libre. Dando un valiente grito al oír la señal, los oponentes emparejados comenzaban a luchar. Si se producía una refriega, era responsabilidad de los jueces intervenir y apartarlos. La verdad es que a los jueces rara vez les daba tiempo a ejercer su responsabilidad. Todo se había terminado en 30 segundos. Algunos de los contendientes tenían dientes rotos o narices torcidas. Otros tenían lóbulos de la oreja casi arrancados o estaban paralizados por una patada a la barriga. Los heridos encogidos aquí y allá por el dojo - era una escena sangrienta. El Karate en sus primeros días no tenía reglas para los combates, aunque había un acuerdo entre caballeros para evitar atacar órganos vitales. A pesar de los heridos, la costumbre de celebrar semejantes "encuentros" siguió siendo popular durante algún tiempo. Yo era estudiante de un club de Karate en aquellos días. Si la costumbre continuaba, me temía, el Karate degeneraría en una técnica bárbara y peligrosa. Aún así, derrotar a un oponente es el objetivo común de todas las artes marciales. Una persona debe pelear libremente en un combate, utilizando sus técnicas, si desea mantener su habilidad. Si esto es así, pensé, entonces el Karate es demasiado poderoso y demasiado peligroso para combates de competición.
El Karate se desarrolló en Okinawa, donde las personas tenían estrictamente prohibido poseer armas. Sus practicantes allí normalmente se entrenaban solos mediante práctica centrada en kata. No organizaban combates. Aunque podemos mantener nuestra técnica mediante práctica sin un oponente, no podemos mejorar nuestras condiciones mentales y físicas preparándonos para una batalla real.
En concreto, necesitamos aprender cómo superar la ansiedad o a qué distancia deberíamos permanecer de un oponente. Sin práctica contra un oponente, no podemos tener la oportunidad de trabajar a nuestra máxima capacidad. Estaba ante un dilema. Pelear es peligroso, pero indispensable. Sólo a través de ello podemos mantener las habilidades esenciales de nuestro arte marcial. Incluso después de graduarme en la universidad, seguía manteniendo la esperanza de ver el desarrollo de un combate que verdaderamente haría del Karate un arte marcial moderno. Una vez organicé un combate en el que los contendientes llevaban protecciones, pero las prendas especiales eran un obstáculo y resultaron ser en sí mismas la causa de lesiones inesperadas. Tuve que seguir buscando una solución. Eso fue justo antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Después de la guerra, Japón abandonó el militarismo del pasado y empezó de nuevo como una nación basada en el pacifismo. Incluso entonces, los clubes de Karate universitarios seguían organizando sus contiendas de lucha salvaje, y el número de lesionados era cada vez mayor. En el nuevo clima de paz, la violencia en cualquier forma era algo aborrecible. Si el Karate sigue como está, pensé, será considerado como la encarnación de la violencia y finalmente desaparecerá. El Judo y el Kendo (esgrima) ya estaban desarrollándose como deportes. Las gloriosas competiciones de nadadores y jugadores de baseball estaban alegrando la melancolía de la posguerra. Los jóvenes practicantes de Karate empezaban a albergar la esperanza de que el Karate llegara a ser un deporte, y tendría reglas para los combates.
Pensé que ya era hora de que hiciésemos del Karate un deporte. Estudié las reglas de muchos deportes y observé encuentros. Finalmente, desarrollé reglas de combate y estilos de lucha que permitían a los contendientes utilizar técnicas de Karate al máximo sin lesionarse unos a otros. No obstante, si ponemos demasiado énfasis en pelear, nos relajamos en técnica. Para evitar esto hice una competición de kata también. Los combates que tuve funcionaron, consistían en pelea de estilo libre y kata, y se realizaron por primera vez en Tokyo en el Gran Torneo de Karate de Todo Japón en octubre de 1957, bajo los auspicios de la Asociación Japonesa de Karate. Fueron de lo más impresionante: ataque y contraataque con técnicas rápidas y poderosas bien controladas. Los contendientes de kata mostraron movimientos bonitos y rápidos. Tanto los combates como el kata dejaron al público impresionado. Ni un solo contendiente resultó herido en la pelea de estilo libre. Los nuevos combates fueron un gran éxito. Ese fue el principio de los combates de lucha estilo libre realizados hoy en día en los torneos de Karate por todo el mundo. Finalmente una forma de combate cercana a la pelea real había llegado al público.
Como pueden ver, resolví mi dilema y tuve éxito al crear la competición de Karate. Sin embargo todavía tengo miedo de una cosa. A medida que las competiciones de Karate se van haciendo populares, los practicantes de Karate llegan a estar demasiado absortos por ganar. Es fácil pensar que ganar el punto importa más, y los combates probablemente pierdan la rapidez de acción característica del Karate. En ese caso, los combates deportivos de Karate degenerarían a meros intercambios de golpes. Es más, no puedo decir si la idea de estilos de pelea libre se ajusta al alma del Karate tal y como fue enseñado por el Maestro Funakoshi Gichin, el fundador del Karate-do 1. Por lo que verán más adelante, el alma de su Karate requiere un estándar de ética bastante alto.

Arte de Hombres Virtuosos

El Maestro Funakoshi a menudo recitaba un viejo dicho de Okinawa: "El Karate es el arte de los hombres virtuosos". No es necesario decir que para estudiantes de Karate alardear sin pensar de su fuerza o mostrar su técnica en refriegas va en contra del alma del Karate-do. El significado del Karate-do va más allá de la victoria en un concurso de maestría o técnicas de auto-defensa. A diferencia de los deportes comunes, el Karate-do tiene alma propia. Ser un verdadero maestro es entender el alma del Karate-do como Camino marcial. Se dice que el Karate no tiene movimiento inicial (sente) 2. Es un reprobatorio para los estudiantes de no lanzar el ataque inicial y simultáneamente una prohibición estricta contra la utilización de las técnicas de Karate sin pensar. Los maestros de Karate, sobre todo el Maestro Funakoshi, reprobaban estrictamente a sus pupilos con aquellas palabras una y otra vez. De hecho, no es ir demasiado lejos el decir que representan el alma del Karate-do.
En Karate, el poder de todo el cuerpo se concentra en un parte, como el puño o el pie, así que ese inmenso poder destructivo se libera en un momento; de ahí la advertencia: Considera tus puños y pies como espadas. En un combate el puño o pie del atacante está en principio destinado a un objetivo a unos centímetros, una pulgada más o menos, del cuerpo del oponente para no herirlo.
De semejante poder destructivo, vienen las palabras: No hay movimiento inicial en Karate. Ese espíritu está encarnado en el kata, los patrones que forman el núcleo de la práctica de Karate-do. El Karate tiene dos formas de práctica: kata y kumite (pelea simulada). Los katas son patrones de defensas y ataques combinados que asumen cuatro u ocho enemigos a la derecha, izquierda, al frente y por la espalda. Por lo que yo sé, hay 40 ó 50 clases de kata. Cada uno empieza con defensa (uke). Se podría argumentar que como el Karate nació como un arte de auto-defensa, es natural que no tenga movimiento inicial. Eso es en verdad cierto, pero si se concluye inmediatamente de las palabras, "No hay movimiento inicial en Karate", que se puede contraatacar libremente, todavía no se ha entendido completamente el alma del Karate-do. El significado subyacente de esas palabras es mucho más profundo.
Además de abstenerse de atacar primero, a los practicantes de Karate se les exige no crear una atmósfera que provocará problemas. Tampoco deben visitar lugares en los que es probable que surjan problemas. Para cumplir esas prohibiciones, el practicante debe cultivar una actitud gentil hacia los demás y un corazón modesto. Ese es el espíritu que subyace a las palabras, "No hay movimiento inicial en Karate". Y ese espíritu es el alma del Karate-do. Un maestro dice: "El Karate está basado en intentos de evitar un problema, para no tener que golpear y no ser golpeado por otros". Otro dice: "Evita problemas armoniosamente, y aborrece la violencia. De otro modo, perderás confianza y perecerás".
En el fondo del alma del Karate-do yace el deseo de armonía entre las personas. Esa armonía está basada en la cortesía, y se dice que los Caminos Marciales japoneses empiezan con cortesía y terminan con cortesía. Ese es el caso del Karate-do. El Maestro Funakoshi recogió los katas de sus antecesores y los sistematizó en 15 clases de katas para la práctica. Uno, llamado Kanku, simboliza el deseo de armonía, el alma del Karate-do. A diferencia de cualquier otro patrón, empieza con una acción no relacionada con la defensa o el ataque. Las manos se juntan, palmas hacia afuera, y el practicante mira al cielo a través del hueco triangular formado por sus pulgares y dedos. Expresa auto-identificación con la naturaleza, tranquilidad y deseo de armonía. El practicante de Karate debe tener siempre un corazón modesto, una actitud gentil, y un deseo de armonía. El Karate es verdaderamente el arte de los hombres virtuosos.

Karate y Vacío

"No hay movimiento inicial en Karate" es un dicho. "No hay postura (kamae) en Karate" es otro dicho. El primero representa el aspecto ético del Karate-do. El segundo resume la adecuada actitud en el entrenamiento o la pelea real. Ambos dichos son elementos esenciales del alma del Karate-do. Cuando decimos, "No hay ninguna postura en Karate", básicamente lo que queremos decir es esto: no deberías agarrotar el cuerpo; siempre deberías relajarte para estar listo para cualquier ataque en cualquier dirección. Cuando el viento sopla, el roble rígido resiste y se rompe, el sauce flexible se dobla y sobrevive.
Pero incluso si no hay ninguna postura física, puede que pienses que una cierta postura mental es necesaria. No puedes relajar tu atención. Eso es por lo que en Karate-do se dice: hay postura pero sin postura. Los practicantes asumen una postura mental pero no una física. En realidad, esa no es la fase más elevada del arte. En la fase más elevada, los practicantes de Karate en una pelea real no deberían tener postura alguna ni de cuerpo ni de mente. Aquí yace el significado profundo de "No hay ninguna postura en Karate". Es esta fase más elevada, la esencia común a los Caminos Marciales de Japón, que explicaré seguidamente.
En el siglo XVII, el sacerdote Zen Takuan dio a Yagyu Munenori un tratado que tuvo gran influencia en el lado ideológico de los Caminos Marciales de Japón. Se llama popularmente "Fudochi Shinmyo Floku" y en él, Takuan escribió:
« Si colocas tu mente en los movimientos de tu oponente, tu mente es absorbida por los movimientos de tu oponente. Si tu mente está en la espada del oponente, tu mente es absorbida por la espada de tu oponente. Si tu mente está centrada en cortar a tu oponente, tu mente es absorbida por cortar a tu oponente. Si tu mente está en tu espada, tu mente es absorbida por tu espada. Si tu mente está centrada en no ser cortado, tu mente es absorbida por no ser cortado... »
Entonces, ¡dónde debería estar la mente! Deberías colocar tu mente en ningún sitio. Entonces tu mente está esparcida por tu cuerpo, esparcida, totalmente libre. Si tus brazos son importantes, sirve a tus brazos. Si tus piernas son importantes, sirve a tus piernas. Si tus ojos son importantes, sirve a tus ojos. Trabaja libremente en el cuerpo donde sea necesario.
« Si te concentras en un lugar, tu mente, absorbida por ese lugar, es inútil. Si estás preocupado por dónde colocar tu mente, tu mente es absorbida por esa preocupación. El Ku debería deshacerse de la preocupación y la razón. Deja que tu mente vaya por todo tu cuerpo, y nunca fijes tu mente en un lugar en concreto. Entonces tu mente debe servir con exactitud en respuesta a las necesidades de cada parte de tu cuerpo. »
Resumiendo, el sacerdote Zen dice que la mente, si no se coloca en ningún sitio, está en todas partes. El concepto refleja la aversión Budista, sobre todo en la Secta Zen, hacia compromiso y ataduras. Esa antipatía está basada en el concepto de "vacío" en Budismo Mahayana. En Budismo las palabras inglesas "vacío" o "vacuidad" traducen la palabra japonesa ku, derivada del sánscrito sunyata. Su significado original es estar carente o ausente. El Budismo Mahayana surgió como contraposición a la doctrina rígida del Budismo tradicional y realizó la audaz aseveración de que no deberíamos estar atrapados por la diferencia entre el bien y el mal, o explicaciones e ilusiones. Esa afirmación parece destruir el valor ético, pero el Budismo Mahayana afirma que fortalece el valor ético. Cuando alcanzamos la fase en la que no estamos adheridos a nada, nuestras acciones son naturalmente buenas. La idea básica del Budismo Mahayana, Ku, es diferente de la nada y es difícil de entender. No puede explicarse en pocas palabras, pero quizá un ejemplo específico nos ayude a entender el vacío y uno de sus aspectos: negar la confrontación.
Cuando aprendemos por primera vez a conducir un coche, nos parece difícil y tomamos todas las precauciones. Pero una vez hemos dominado perfectamente la conducción, podemos estar bastante relajados mientras conducimos y aún así no romper las reglas. No somos muy conscientes de nuestra técnica de conducción. El Budismo Mahayana pretende alcanzar la fase de conocimiento sin preocuparse por la diferencia entre el bien y el mal, o explicaciones e ilusiones.
Esa es también la fase más elevada de combate real en Karate-do. Ahí no tenemos postura de mente. En las artes marciales, cuando hemos alcanzado la fase más elevada tras largos años de entrenamiento, volvemos a la primera fase. En la primera fase, donde no conocemos ninguna postura o técnica, no fijamos nuestras mentes en ningún sitio. Cuando somos atacados, simplemente respondemos inconscientemente, sin estrategia. Pero a medida que vamos entendiendo la postura, el uso de la técnica, y tácticas de lucha a través de nuestro estudio de la técnica, ocupamos nuestras mentes con toda clase de cosas. La mente se encuentra dividida en ataque y contraataque y pierde su libertad. Después de un largo periodo de más práctica, podemos movernos inconscientemente, libremente, y adecuadamente. Esa es la fase más elevada del Karate-do, el verdadero significado de "no hay postura de mente". Esa fase sólo puede ser alcanzada tras un duro y meticuloso entrenamiento, pero no tiene nada que ver con fuerza física. En occidente, la fuerza física cuenta mucho en las artes marciales. Los hombres de una cierta edad deben retirarse. El Karate-do, sin embargo, enfatiza la técnica basada en la práctica de kata. Podemos continuar practicando este arte marcial durante toda la vida, no importa cuánto disminuya nuestra fuerza física. Cuanto más practiquemos, con más gracia nos podremos mover. Finalmente, alcanzamos la fase más elevada, donde no hay postura ni en la mente ni en el cuerpo.

NAKAYAMA Masatoshi

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